El humorista canario ha fallecido este pasado 8 de Febrero a la edad de 73 años
Hablar de Manolo Vieira es hacerlo de una de las figuras más importantes de la cultura canaria. El grancanario ha forjado su carrera – de más de 40 años – contando “historias”, lo que hoy en día se llama monólogos, aunque él nunca quiso referirse así a su tipo de humor.
Sus historias eran de gente corriente, como tú y como yo, y él lo único que hacía era aderezarlas con su toque particular, para que aún fueran más atractivas para un público, que iba desde los más pequeños, hasta gente de avanzada edad que le seguía en cada una de sus interpretaciones.
Allá por los 80, Manolo decidió abrir un local dónde sus amigos y vecinos le visitaran y disfrutaran de su espectáculo cómodamente, mientras se tomaban una copita… Ese “Chistera” ha sido referente en Gran Canaria durante muchos años en el ámbito del espectáculo, y ni siquiera una pandemia pudo con ella, pues reabrió sus puertas en 2021 acogiendo, no sólo a Manolo y su show, sino a tantos otros humoristas canarios – y no canarios – que han actuado en la que llamaba “su casa”.
Manolo era diferente, aunque difícilmente se puede explicar por qué. ¿Talento? Mucho, pero gran parte de su diferenciadores tienen que ver con el carisma. Su manera de expresarse, su respeto impresionante hacia otras culturas o modos de pensar, e incluso, hacia todas las vertientes sexuales. Jamás hubo una mala palabra hacia nadie encima de un escenario, pues el público se merecía su mayor respeto, fuera como fuera.
La vida ha sido tan caprichosa, que no le dejó bajarse del escenario, y justo en el año que anuncia su retirada – que ya de por sí era un jarro de agua fría para quienes le seguimos – fallece de manera inesperada, al menos para el gran público. Nos quedamos vacíos de sus “mañas”, de sus “acentos”, de su arte. Nos quedamos vacíos de un artista único, pues lo habrán mejores o peores, pero como él, nadie.
Son muchos los artistas canarios que ya hoy rinden homenaje, y no es para menos, porque Manolo abrió una puerta que estaba cerrada a cal y canto. Abrió el humor canario en península, y hoy, podemos disfrutar del éxito de Ignatius Farráis, Aarón Gómez o Kike Pérez en la Gran Vía, y hasta de manera habitual.
Abrió el camino a que artistas como David Sáez, un gran director y un gran improvisador, hiciera carrera en lugares, dónde ya Manolo Vieira había sembrado la semilla del humor canario.
Hoy lloramos la pérdida de un artista diferente e irrepetible, y aunque nos deja un legado enorme, el mero hecho de pensar que jamás volveremos a disfrutarlo sobre los escenarios, o que jamás volveremos a compartir un fin de año con él, hace que este 9 de Febrero sea un día triste y doloroso para todos aquellos canarios de nacimiento, de adopción o de sentimiento.
La tierra pierde a uno de los más grandes, y el cielo gana carcajadas aseguradas y diversión a raudales. Ojalá comparta alguna cervecita – o un roncito Arehucas – con otros grandes de nuestro país como Gila o Eugenio. Le echaremos de menos Don Manolo, que la tierra le sea leve. Descanse en paz.